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LA NECESARIA RECONVERSIÓN DE CAPITAL DE LA INDUSTRIA EN CAPITAL DEL PATRIMONIO DE LA INDUSTRIALIZACIÓN

 


En las dos últimas décadas la ciudad  que creció junto  y gracias a  los Cercos iniciará una dolorosa senda hacia aceptación de unos terrenos contaminados e  improductivos desde el punto de vista económico  como Patrimonio Cultural.

 El primer gran paso en esta dirección fue dado por el Ayuntamiento de Peñarroya-Pueblonuevo con la recuperación del Almacén Central a partir de 2000 por medio de cinco Escuelas Taller. Si bien estas actuaciones no han logrado devolverle totalmente  el  esplendor de antaño, es cierto que si han permitido convertirlo en un nuevo centro económico y social para la localidad.

En 2010 el Ayuntamiento de Peñarroya-Pueblonuevo adquiere por la cantidad de 3 millones de euros los terrenos del primer Cerco Industrial, dando así respuesta a las numerosas llamadas de diversos sectores culturales y de ciudadanos anónimos, aún no organizados como sociedad civil,  que empezaban a hablar en diversos foros  y medios de comunicación sobre los  Cercos Industriales como  el más especial de los  Patrimonios municipales  a preservar.

A partir de esa fecha, diferentes colectivos y entidades de carácter patrimonial han surgido al calor de sus ruinas. Cada una de ellas, desde un diferente  enfoque y origen, están poniendo en marcha iniciativas en el primer Cerco con el objetivo de poner en valor lo que queda de este Titanic Industrial.

                Así, desde 2011 la Asociación La Maquinilla desarrolla en colaboración con el Ayuntamiento  la efeméride denominada Día del Cerco, en la que se encienden  las 9 chimeneas de los Cercos Industriales con humo de colores en un claro intento por ofrecer a los ciudadanos locales y foráneos una imagen positiva y moderna de este complejo.

En 2012, la Fundación Cuenca del Guadiato puso en marcha un Museo Minero-ferroviario en el Almacén Central. El edificio alberga una importante colección de “Maquinillas” y vagones  que surcaron las minas del Guadiato  y el primer Cerco Industrial, además de otros ingenios ferroviarios procedentes de diversas partes de España. Asimismo, existe una galería simulada, una recreación de un taller de bocamina y una exposición de diversos dispositivos de control y uso ferroviario.

En 2017 la Asociación La Maquinilla celebró el I Centenario del Almacén Central mediante el enterramiento de una cápsula del tiempo con información sobre todos colectivos y personas que realizan alguna función en Peñarroya-Pueblonuevo en 2017 para que sea extraída en su II Centenario, en 2117.

En 2018, la Fundación de Ferrocarriles Españoles reconoció los trazados ferroviarios de los Cercos Industriales como Vía Verde lo que ha permitido conseguir fondos públicos para su recuperación y facilitar la visita al  complejo en adecuadas condiciones de seguridad.  En este sentido y en ese mismo año la Asociación La Maquinilla junto al Ayuntamiento ha desarrollado una Aplicación de móvil que permite visitar de forma autónoma y por medio de nuevas tecnologías este Patrimonio cultural.

Todo un  símbolo de los nuevos tiempos que corren desde el punto de vista de la recuperación de los Cercos ha sido la restauración e iluminación de  la chimenea de la fábrica de papel a través de una iniciativa de micromecenazgo local liderada por La Asociación La Maquinilla. En ella han participado  más de medio millar de ciudadanos de la localidad y  más de 100 empresas en lo que ha sido el primer proyecto social de restauración de una chimenea en Europa. Dicho  proyecto ha sido  premiado con  la Etiqueta  Industriana por parte de la Federación Europea de Asociaciones de Patrimonio Industrial y Técnico como mejor en su categoría en 2018.

Todo lo anterior unido  a la organización de actividades deportivas, culturales y patrimoniales de menor calado pone de manifiesto que los Cercos vuelven a ser un referente para la localidad tras décadas de indiferencia y desprecio.  Este trabajo de instituciones y sociedad civil ha culminado  en  la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) para   muchos de sus edificios y estructuras, en 2018.  Ello supone para los Cercos la máxima cobertura   legal de que dispone el Estado para evitar un mayor deterioro del sitio, su destrucción, así como sentar las bases de su conservación futura  como patrimonio singular.

 

 

 

 

 

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