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CAMBIOS DE DUEÑO EN UNOS CERCOS INDUSTRIALES EN DECADENCIA

En la década de los 50, pese a la mejoría de las perspectivas económicas generales asistiremos al abandono gradual de los Cercos por parte de la empresa madre, la SMMP, cuyo centro de actividades se desplaza de Peñarroya-Pueblonuevo a Cartagena, ciudad portuaria que acababa de estrenar una refinería de petróleo y con millones de toneladas de plomo bajo las Sierras de la Unión y Almagrera que si pueden ser extraídos y rentabilizados con nuevas técnicas de refino aunque muy dañinas para el medio ambiente.

En 1956, el ferrocarril Fuente del Arco-Peñarroya-Puertollano que antaño conectaba los Cercos de Peñarroya-Pueblonuevo con el resto de minas e industrias de Badajoz, Córdoba y Ciudad Real es finalmente nacionalizado, ante la imposibilidad de la SMMP de afrontar los costes de mantenimiento tras el descenso del tráfico de mercancías y materias primas entre las cuencas mineras del Guadiato y del Campo de Calatrava. El PyP, como era popularmente conocido en la zona, era un ferrocarril de carácter minero. Tras el cierre de la mayoría de las minas metálicas que le dieron impulso y rentabilidad, no tenía sentido para la Sociedad sostener esta infraestructura por mucho más tiempo. Éste había ido venciendo la escasez de recursos con la profesionalidad de sus empleados y la de los Talleres Generales del primer Cerco. No hay que olvidar que allí aún permanecían gran cantidad de ajustadores, caldereros, forjadores y carpinteros con una habilidad que les hacía ser reconocidos en cualquier parte de España.

En este contexto de crisis permanente la independencia de Marruecos trae como consecuencia la falta de fosforitas marroquíes, base para el abastecimiento de los productos químicos. Éste motivo, unido a otros como el agotamiento de los filones de apatita de Logrosán (Cáceres) y la creación de una manufactura de abonos nitrogenados en Puertollano desencadenaron la venta de la fábrica de ácido sulfúrico y productos químicos por parte de la SMMP a la Unión Española de Explosivos (UEE) en 1958.

Esta empresa, dando por amortizada las instalaciones en muy poco tiempo aprovechará las ayudas del Plan Nacional del Nitrógeno, puesto en marcha por el aislado Gobierno de Franco para reducir la dependencia exterior de los nitratos tan necesarios no sólo para la producción de explosivos sino para el campo español obligado incrementar su producción para alimentar a una población cada vez más urbanizada, para construir una nueva fábrica equivalente aunque más moderna en el puerto de Sevilla.

En 1958 la situación de la cuenca minera es insostenible por la crisis que afecta al mercado de las hullas y la SMMP inicia los primeros contactos con el Gobierno de la nación para estudiar la posibilidad de cederle todo su patrimonio minero-industrial en el Guadiato y en la comarca de Puertollano, una vez asumida su obsolescencia y falta de competitividad, con el fin de solucionar el gravísimo problema social consecuente. Más de 2.000 trabajadores podían quedarse sin trabajo.

Los contactos se transforman en decisión inapelable de cierre tras el Plan de Estabilización de 1959, que obliga a la congelación de salarios y precios y a las empresas al mantenimiento de sus plantillas, lo que con las leyes existentes para el despido hacen poco menos que ruinoso el expediente de crisis.


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