Durante la dictadura del General Primo de Rivera, se deja sentir la crisis de trabajo entre el personal obrero de los Cercos tras la utilización de nuevo utillaje metalúrgico e industrial que hizo innecesaria parte de la mano de obra que empleaba anteriormente. Este hecho provocó la primera oleada migratoria, aunque pequeña, entre la población peñarriblense.
Aunque el periodo primorriverista significó un periodo de estabilidad laboral en las minas y las industrias de los Cercos, el intervencionismo del Estado en la relación empresa-trabajador, los intentos de nacionalización de todas las empresas extranjeras en suelo patrio por parte del Gobierno, la política de creación de cárteles que favorecían el autoconsumo pero que encorsetaban a una SMMP acostumbrada a moverse en un ambiente desregulado y el agotamiento de algunos filones metálicos importantes en Ciudad Real y Badajoz, significaron un punto de inflexión, reflejado en el paulatino cierre de las primeras instalaciones industriales de los Cercos:
En 1926 se cierra la fábrica de zinc, tras la nula cotización de este mineral en los mercados internacionales; desde 1927 la SMMP comienza a dar de baja a trabajadores, hasta contabilizar mil entre obreros de las minas y la fundición de plomo, cantidad que se duplicó dos años más tarde como consecuencia de la crisis económica de 1929, que depreció los precios del plomo y provocó un descenso en las demandas de carbón, electricidad y productos metalúrgicos. En este sentido, también es la primera vez en que la SMMP, hegemónica en la cuenca minera del Guadiato, en que comienza a deshacerse de los activos menos rentables, poniendo a la venta el segundo Cerco al completo en 1928. La fábrica de papel fue vendida al cártel Papelera Española, que creó la Papelera del Sur, mientras que la textil fue transferida a La Yutera. El descenso en la quema de carbón propiciado por esta enajenación fue compensado con un incremento de la producción eléctrica del primer Cerco.
Los empleados de las fábricas que aún conservaban su puesto trabajaban por menos dinero, un 12,5% menos que hacía una década, ya que la Empresa realizó una bajada generalizada de sueldos aduciendo una reducción de los beneficios. Ello originó nuevas huelgas, como la de la sección de productos químicos, que realizó un paro de un mes en 1927 por la expulsión de 18 trabajadores y reclamando unas mejores condiciones laborales, pero que sólo sirvió para la readmisión de los primeros.
En cualquier caso y pese a las dificultades aún permanecía un ligero ambiente de prosperidad en la empresa propietaria de las fábricas de los Cercos, ya convertida en una multinacional con presencia en los 4 continentes, como lo pone de manifiesto la ampliación por segunda vez del barrio francés de Peñarroya-Pueblonuevo, la construcción de los cuarteles mineros del barrio de San Miguel o la conexión de Peñarroya-Pueblonuevo con Puertollano a través de la ampliación y electrificación del ferrocarril de vía estrecha, en 1927.
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