La Fundición de Plomo es el más emblemático de los edificios del Cerco Industrial. Su origen se encuentra en una pequeña fundición construida en 1877 por la Sociedad Hulllera y Metalúrgica de Belmez, a la que se traía las galenas argentíferas de diversos yacimientos situados en Fuente Obejuna, Azuaga y Villanueva del Duque para ser fundidas junto con otros materiales y coque para obtener plomo.
El plomo fue uno de los metales con mayores aplicaciones de aquella época, por su ductilidad y robustez. Con él, por ejemplo, se hacían las conducciones de agua y la metralla de los armamentos, además de ser un componente esencial en pigmentos industriales y pinturas.
La Fundición de plomo estaba conectada por una cámara superficial alargada, llamada galería de condensación y que conectaba con un segundo edificio anexo y bastante alejado del primero denominado popularmente como “casa de los humos”. Esta construcción y la anterior permitían una recuperación adicional de plomo de hasta un 15% haciendo pasar los gases de la fundición a través de él. Los trabajadores de esta parte de la fundición decían que extraían “vagones de humo”, cuando en realidad lo que sacaban eran las partículas de plomo en suspensión de los gases que finalmente se depositaban en los receptáculos del interior de la casa de los humos o en las paredes de la galería de condensación.
Tras diversas ampliaciones, en 1891 la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya construyó el gran edificio en estilo neorrománico que ha llegado hasta nuestros días, con dobles arcadas de ladrillo de gran belleza. Durante décadas fue la fundición de plomo más grande y productiva de Europa. El agotamiento de los filones argentíferos de los alrededores unido a que el coque hubo que traerlo de Asturias determinaron su cierre a 1972. Los trabajadores fueron trasladados a Cartagena, ciudad que contaba con una fundición a pie de mina y a pie de puerto marítimo.
Una de las más importantes fuentes de ingresos de la SMMP era la plata que se obtenía de la purificación del plomo, por lo que la compañía tenía un especial interés en aplicar todas las innovaciones tecnológicas para su obtención, lo que le permitió producir hasta 125.000 kilogramos de plata al año. Hay que recordar que las minas de galena de los alrededores eran argentíferas, es decir, que contenían pequeñas cantidades de plata. Esta fue la razón por la que el taller de desplatación se construyó junto a la fundición de plomo al mismo tiempo. Era necesario fundir 10 toneladas de plomo dulce para obtener 1 kilogramo de plata.
Los lingotes de plata, que pesaban 20 kilogramos, eran enviados ocultos en vagones de carga repletos de chatarra en dirección a la frontera francesa por la SMMP con el fin de ahorrarse los impuestos derivados.
Dado que la plata era un metal escaso y de gran valor, los trabajadores de esta factoría eran registrados a la salida y eran constantemente vigilados para evitar su sustracción.
El edificio, al igual que la fundición de plomo, ha sido construido en estilo neorrománico. Sus elementos más característicos eran las tres chimeneas que tenía en el exterior de la que tan sólo se conserva una de ellas.
Junto a esta factoría se encuentra el edificio de la fundición de metales preciosos. Se trataba de una nave que disponía de una batería de hornos, utilizados para la separación del oro, la plata y el platino que se obtenían como resultado del proceso de purificación del plomo en su fundición y, posteriormente, en la desplatación.
El oro era transportado igualmente a Francia en bolitas introducidas en frascos opacos, como un producto sin apenas valor, para no despertar sospechas en las aduanas.
En las empresas mineras y metalúrgicas de aquella época eran bastante frecuentes estas formas de evasión fiscal.
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