A partir de 1893, la SMMP inició una ambiciosa política de expansión basada en la compra de nuevos yacimientos metálicos en Badajoz (Azuaga), Ciudad Real y nuevos contratos de abastecimiento. El crecimiento del abastecimiento fue tal que la dirección decidió construir en 1895 una línea de ferrocarril de ancho métrico que uniera el primer Cerco Industrial con Fuente del Arco, pasando por las minas de Azuaga y Fuente Obejuna. De este modo, la SMMP logró tener unidas todas sus instalaciones mineras e industriales por ferrocarril, además de encontrar una vía de salida de sus productos más rápida hacia el puerto fluvial de Sevilla.
La nueva infraestructura unida a las líneas de ferrocarril Belmez-Córdoba y Belmez- Almorchón construidas dos décadas antes propició, asimismo, la creación de un complejo entramado de vías de ancho español, 0,60m y 1m. en el interior del primer Cerco que conectaban entre si las viejas y las nuevas instalaciones minero-industriales, con lo que agilizaba el intercambio, transporte y almacenaje de las mercancías y, a su vez, su conexión con las estaciones de Peñarroya.
Las decenas de kilómetros de vía, la gran cantidad de material móvil de que disponía la SMMP a finales del siglo XIX no sólo en el primer Cerco sino en todas las instalaciones repartidas por el Guadiato y sur de Badajoz hizo necesario crear un servicio de mantenimiento de estas infraestructuras y materiales, servicio que se instaló en el Cerco Industrial, dentro de los Talleres Generales. Había nacido un moderno taller ferroviario, denominado Taller de Vagones cuyos trabajadores altamente especializados no sólo revisaban y reparaban el equipamiento ferroviario existente en minas e industrias sino también fabricaban vagonetas y vagones abiertos o plataformas de bordes altos de 10 toneladas de capacidad para la vía estrecha, además de realizar el mantenimiento de locomotoras de la propia SMMP o de otras compañías como la de los Ferrocarriles Andaluces.
La campaña de adquisición de minas metálicas de la SMMP se vio acompañada por una no menos agresiva sobre las minas de carbón a través de MZA, empresa ferroviaria afín y dueña del ramal Belmez a Almorchón, entrando en dura pugna con su némesis y gran rival por el control de la cuenca, Ferrocarriles Andaluces, con sede en Belmez, que en aquellos tiempos era dueña del 56% de las minas de la cuenca. El pulso finalizó en Enero de 1900 con la venta de Ferrocarriles Andaluces a la SMMP de todos sus activos mineros, además del ramal minero de Cabeza de Vaca a Santa Elisa.
En 1901, el primer Cerco Industrial, ya de la SMMP, quedaría conectado con las minas de la Cuenca minera sur a través de la unión del ramal minero de Cabeza de Vaca a Santa Elisa con los de la mina Terrible. Había nacido La Maquinilla.
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