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EL PRIMER CERCO ENTRA EN FASE DE DEPREDACIÓN PATRIMONIAL. EL ADIÓS AL TERCER CERCO INDUSTRIAL.

 


Paralelamente a la gestión de los viejos talleres generales de la SMMP, CIMSA desmantelará toda la maquinaria industrial del primer Cerco así como todos sus elementos metálicos para venderlos como chatarra. Este expolio legal de lo que era ya un Patrimonio cultural del municipio de Peñarroya-Pueblonuevo da como resultado  que el 80% de los edificios no tengan cubierta y por consiguiente estén amenazados de ruina.

Ni siquiera el  famoso pito de la fundición, que marcó durante más de 100 años la vida de Peñarroya-Pueblonuevo, se salvará  durante el periodo más ominoso en la historia de Peñarroya-Pueblonuevo.

A este ambiente de indiferencia y desprecio por el Patrimonio local también contribuyó ENCASUR, que  derribó en 2000 del tercer Cerco o fábrica de óleum, ubicada en las faldas del Peñón de Peñarroya, para facilitar el avance de la Mina Corta Cervantes.

Algunos de los mayores atentados  en materia de Patrimonio Industrial y que no tienen relación con los Cercos han sido auspiciados en nombre de esta empresa y, posteriormente, por  ENDESA y  la italiana ENEL. Entre ellos destacamos la voladura del Pozo Antolín o la venta de  los últimos castilletes de la comarca a particulares, lo  que ha obligado a los Ayuntamientos de la zona a encontrar legislación específica  de manera urgente para  proteger sólo algunos de  estos bienes de su desaparición.

La donación de diverso material minero y  ferroviario al Ayuntamiento de Peñarroya-Pueblonuevo para la creación de un museo o el adecentamiento de rotondas    y la cesión de la plataforma del ferrocarril  de La Maquinilla al Ayuntamiento de Belmez para la construcción de la Vía Verde homónima no compensan, en absoluto, el daño causado por estas compañías que han priorizado el valor económico  de los activos mineros hasta sus últimas consecuencias  por encima de su significado cultural y/o  patrimonial para los habitantes que han trabajado en ellas.

En este sentido y como atenuante a favor de ENCASUR también es justo reconocer  que el millar y medio  de  empleados que llegó a tener la empresa al comienzo de las prejubilaciones  en los años 90, cuando ya se atisbaba el final  de la minería en la zona, contribuyó   con su  inacción a esta situación.

El paulatino cierre de los pozos de carbón  en el Valle del Alcudia y el Valle del Guadiato y la apertura de cortas, que no requerían trabajos metálicos, controles de estrés o reparaciones  provocó la clausura de la última nave industrial de los Cercos en  1989.  Se ponía fin así a 112 años de actividad industrial ininterrumpida en los Cercos de Peñarroya-Pueblonuevo.


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