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FÁBRICA DE ABONOS

La apertura de la fábrica de zinc y la de ácido sulfúrico llevó aparejada una fábrica de abonos para la agricultura.

La mayoría de los edificios de la fábrica de abonos estaban construidos en madera por sus propiedades anticorrosivas. Este material muy perecedero y de excelente calidad fomentó su posterior reciclaje y, por tanto, su desmantelamiento a finales de los años 60.

Tan solo ha sobrevivido una chimenea, las tolvas de almacenamiento de los superfosfatos y el laboratorio de la fábrica de sulfato de cobre, junto a algunas infraestructuras eléctricas.

Los productos químicos más importantes generados en estas fábricas fueron: sulfato de cobre, sulfato de hierro, superfosfatos simples, superfosfatos dobles, nitrato de potasio y nitrato de amonio.

La demanda de abonos y, por tanto, de ácido sulfúrico fue tan grande y su industria tan contaminante que llevó a la SMMP a construir otra fábrica de mayor tamaño, la fábrica de óleum, en las proximidades de Peñarroya, hoy desaparecida.

La producción era llevada a la fábrica de explosivos y armamento de Granada.

Las fábricas de abonos fueron vendidas por la SMMP a la Unión Española de Explosivos en 1958, compañía que cerraría las instalaciones definitivamente 10 años más tarde, por falta de rentabilidad.

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